Los ciclos y tránsitos planetarios

Los ciclos y tránsitos planetarios son como citas cósmicas entre planetas, momentos en los que se entrelazan en un ballet celestial. Estos encuentros dependen de la velocidad de cada planeta y, en el plano terrenal, se traducen en oportunidades para explorar nuestro verdadero ser, para deshacernos de las ilusiones que nos hemos creado.

Gracias a nuestros conocimientos astronómicos, podemos anticipar estos movimientos celestiales (aunque algunos planetas sean más predecibles que otros).

La Astrología nos permite intentar describir las innumerables formas en que estas energías planetarias se manifestarán en nuestras vidas, pero no podemos adivinar exactamente qué sucederá.

Lo que sí podemos anticipar es la atmósfera psicológica que prevalecerá en la humanidad durante ciertos períodos de tiempo.

Para comprender correctamente el impacto de cada tránsito, es importante considerar la velocidad con la que ocurre.

Los tránsitos que comienzan a cobrar relevancia son aquellos que involucran a Marte, ya que los demás planetas personales tienen tránsitos demasiado fugaces para tener un verdadero impacto en nuestra psicología individual.

Los tránsitos de los planetas personales

Estos tránsitos apenas tienen relevancia psicológica en términos generales; sin embargo, a partir de los tránsitos de Marte, las personas comenzarán a notar sus efectos.

La Luna es el más ágil de todos, cambiando de signo cada 2 o 3 días. Sus ciclos se completan en un mes.
Mercurio cambia de signo mensualmente y completa su ciclo en un año.
Venus permanece en cada signo por aproximadamente 25 días, completando su ciclo en 243 días.
El Sol cambia de signo cada 30 días y tarda un año en dar la vuelta completa, lo que se conoce como la vuelta al Sol.
Marte permanece aprox. dos meses en cada signo, lo que resulta en una cuadratura cada medio año, una oposición cada año y un retorno cada dos años.

Los tránsitos de los planetas sociales

Júpiter, el majestuoso astro, permanece un año en cada signo. Cada tres años alternos, irrumpe con su cuadratura. La oposición, se produce cada seis años. Regresa triunfalmente cada doce años.
Saturno, el sabio maestro del tiempo, camina por cada signo durante dos años y medio. Cada siete años, forma una cuadratura lanzando desafíos a nuestro camino. La oposición, cada catorce años y medio. Y en el umbral de los treinta años, la «crisis de los 30», cuando Saturno completa su retorno completo y se alinea con nuestros senderos de vida.

Los tránsitos de los planetas transpersonales

En los planetas donde el ego no es el centro de atención, sino el bienestar colectivo, se encuentran los dioses del cambio. Ellos son quienes nos permiten modificar nuestro mundo en niveles más profundos.

Estos planetas tienen una naturaleza transpersonal, lo que significa que sus ciclos van más allá de la duración promedio de una vida humana.

Urano, permanece en cada signo por un período de 7 años, lo que hace que sus cuadraturas ocurran a los 21, 63 y 105 años. Es altamente improbable poder vivir la última cuadratura de Urano. La oposición se presenta a los 42 años (parte de la famosa «crisis de los 40») y el retorno a los 84 años.
Neptuno, pasa entre 12 y 14 años en cada signo, lo que hace que su cuadratura ocurra a los 41 años (también conocida como parte de la «crisis de los 40») y la oposición a los 82 años. El retorno, en este caso, llega a los 164 años.
Plutón es el planeta con los tránsitos más irregulares de todos, puede pasar entre 14 y 30 años en cada signo. Su cuadratura ocurre entre los 36 y los 50 años, provocando una tremenda crisis. La oposición se da a los 120 años y le toma aproximadamente 250 años completar una vuelta alrededor del zodiaco.

Estos planetas nos desafían a trascender nuestro ego y a trabajar en beneficio del colectivo. A través de ellos, tenemos la oportunidad de realizar cambios profundos y significativos en nuestras vidas y en el mundo que nos rodea.

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