La crisis de la mediana edad, Saturno y los planetas transpersonales

Para detectar los indicios iniciales en diversas áreas de nuestra vida, resulta invaluable tener conocimiento de la carta natal y, en particular, prestar atención a las ubicaciones de Plutón a los 37 años, de Neptuno a los 41 años, de Urano entre los 40 y 41 años, y de Saturno entre los 43 y 44 años.

La astrología no se limita a analizar y descifrar los eclipses, los movimientos energéticos de los planetas y las estrellas en su eterno danza cósmica, sino que también nos brinda sabias explicaciones sobre los giros y transiciones de nuestra existencia.

Después del retorno de Saturno a los 29 años, entramos en un período de «descanso» en el que nos enfocamos en ser productivos y alcanzar nuestros objetivos más ambiciosos, ya sea avanzar en nuestra carrera profesional o formar una familia. Es un tiempo dedicado a construir la realidad que deseamos vivir (o creemos que deseamos).

Pero alrededor de los 40 años, nuestra vida vuelve a agitarse. El sentido se desvanece, la energía se agota y nos encontramos perdidos en medio de un océano, envueltos en una densa niebla…

La época comprendida entre los 40 y los 49 años es un momento en el que la realidad nos llama.

Es una oportunidad para enfrentarnos a nosotros mismos y ser sinceros acerca de lo que nos está sucediendo. Al igual que cualquier etapa de madurez, esto nos expone a la frustración: ya no es lo que deseamos lo que predomina, sino lo que es.

La «crisis de la mediana edad» es un viaje que todos atravesamos, pero cada uno a su manera, con diferentes niveles de conciencia y una intensidad que varía.

Algunas personas optan por hacer un cambio radical en sus vidas, incluso adoptando un estilo completamente opuesto al que llevaban antes. Mientras tanto, hay otros que dicen no haber experimentado absolutamente ninguna señal de esta crisis durante los años en los que se supone que debería manifestarse.

Esta crisis puede ser una experiencia profundamente enriquecedora y liberadora si la aceptamos y la atravesamos en lugar de negarla, rechazarla o evitarla. De hecho, es el reflejo de nuestra esencia que nos llama a deshacernos de todas las capas de armadura que hemos construido a lo largo de décadas para mostrar nuestra verdadera luz y guiarnos hacia la experiencia de lo trascendental.

Las energías de Saturno y los planetas transpersonales Urano, Plutón y Neptuno influirán notoriamente:

La cuadratura de Plutón con su Plutón natal (alrededor de los 37 años) pone en marcha un fascinante proceso de curación que, muy posiblemente, nos llevará a soltar muchas cosas a las que nos hemos aferrado. Esto sucede cuando el Plutón forma un ángulo de aproximadamente 90 grados con nuestro Plutón natal, nos sumergimos en una profunda crisis interna.

En este viaje hacia nuestras profundidades inconscientes, descubrimos los rincones donde habita nuestra «miseria» y nuestras emociones más ocultas. La función plutoniana es sacar a la luz todos esos aspectos ocultos de nuestro ser, la sombra, para que nuestra conciencia los elimine o los transforme.

Plutón nos purifica y nos brinda la oportunidad de regenerarnos, conectándonos con nuestro verdadero poder interior y nuestra voluntad.

La cuadratura de Neptuno con su yo natal (alrededor de los 41 años) irrumpe como la desvanecimiento de la iluminación que una vez alimentó nuestros sueños e ideales. De manera casi abrupta, estos pierden todo su peso y significado, ocasionando una profunda sensación de desilusión, decepción y desorientación.

Neptuno, el soñador supremo del cosmos, se encarga de desmantelar los muros de nuestras mentes, arrastrándonos hacia un mar de confusión y dejándonos completamente vacíos, como las olas que arrastran todo a su paso al romper en la costa.

En el inmenso océano de nuestra carta astral, Neptuno nos reta a conectarnos con nuestra intuición o, quizás, a sumergirnos en escapismos de la realidad.

En este constante ir y venir, todo lo que hemos construido hasta ahora parece desmoronarse, provocando una desconcertante pérdida de enfoque y fe, dejándonos naufragando en un estado de profunda tristeza. Para liberarnos de la incertidumbre entre nuestros deseos y la realidad, debemos dejar que la corriente nos guíe.

La oposición de Urano a su posición original (alrededor de los 40-41 años) despierta en nosotros un sentido de individualidad único, una sed de libertad nunca antes experimentada y el anhelo de expresar una parte de nosotros mismos que hasta ahora habíamos ignorado o dejado de lado.

Este épico huracán es Urano, quien, aproximadamente a los 42 años, se sitúa a una distancia de 180° de la posición en la que nació (exactamente opuesto).

La fuerza del principio uraniano en nuestra carta astral resalta nuestra habilidad de transformación, nuestra autenticidad y nuestra inclinación a desafiarnos a nosotros mismos y a cuestionar lo establecido, cuando nos sentimos insatisfechos. Cuando Urano se cruza en el camino de nuestro Urano natal, esta energía se desata. Nos enfrentamos con un reflejo de nuestra propia realidad y no nos agrada lo que vemos.

Cuando Saturno se encuentra en oposición a nuestro Saturno natal, alrededor de los 43 o 44 años, se desencadena una poderosa transformación en nuestras responsabilidades y compromisos. Las estructuras que hemos construido para nosotros mismos, con el fin de encajar en el mundo, son sometidas a un minucioso escrutinio y cuestionamiento directo. Esto nos brinda la oportunidad de dejar atrás aquellas que ya no nos sirven y que nos limitan en lugar de liberarnos.

Las casas astrológicas de nuestra carta natal en las que estos planetas se ubiquen, tanto en el momento de nuestro nacimiento como durante los tránsitos, nos brindarán pistas invaluables y precisas sobre los aspectos de nuestra vida donde se manifestarán los desencadenantes de la crisis o, para ser más precisos, de las inevitables sucesiones de dificultades.

Este tiempo de crisis se presenta como un relámpago en el horizonte, pero su origen se encuentra en un trasfondo sutil y encubierto. La gestación de esta tormenta y su evolución una vez desencadenada son procesos entrelazados de duración incierta y obstáculos desafiantes.

Una época de vida que representa una gran oportunidad para renacer y reinventarnos, ¡aventurémonos hacia nuevos horizontes!

Saturno y los planetas transpersonales / Esotérica Blog (2024)

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