La casa 10 brilla con una luz propia porque es el ámbito donde depositamos nuestro esfuerzo y trabajo para alcanzar el éxito que tanto anhelamos.
La décima casa del «ciclo de crecimiento» nos habla del invierno y del solsticio de invierno, ese momento en el que nos acercamos al final del ciclo y cosechamos los resultados de nuestras acciones desde el comienzo. También es un momento de preparación para la próxima «primavera» que está por llegar.
La Casa 10 es una de las cuatro «etapas de crisis» en las que es más probable que ocurran eventos significativos. Es como una disminución de la actividad externa, similar al invierno, donde nos preparamos para el próximo ciclo. Si nos encontramos satisfechos con nuestra situación actual, es menos probable que estemos abiertos a aprovechar nuevas oportunidades que se nos presenten.
Esta casa tiene un valor trascendental, ya que influye en nuestra elección de carrera y nuestra pasión por lo que hacemos. Además, está conectada con nuestro crecimiento personal y cómo nos transformamos a lo largo de nuestras vidas. Dado que la Casa 10 se encarga de forjar la imagen pública y perseguir el reconocimiento, es imprescindible que esta sea una representación fiel de mi persona.
Dentro de la carta natal, la casa 10, se encuentra el Medio Cielo (MC), es el punto más elevado de la rueda zodiacal.
Aquí se revela nuestra imagen pública, nuestras ambiciones y la gratificación que sentimos al obtener logros. Es la ventana que nos hace visibles al mundo (en contraposición al IC, el ámbito más oculto y privado de nuestra vida), donde nos identificamos con nuestro trabajo y vocación, experimentando una satisfacción profunda y el respeto ganado a través de nuestro esfuerzo constante.
A través de nuestras experiencias, forjamos nuestra propia definición de éxito y descubrimos el camino para alcanzarlo.
Una vez que llegamos a la cúspide de la Casa Diez nos planteamos preguntas trascendentales: ¿Cuál es mi verdadero anhelo interior? ¿Cómo puedo autenticar-me y sentirme pleno? ¿Mi elección profesional o vocación resuena en lo más profundo de mi ser? Aquí se construye la imagen pública y se busca el reconocimiento.
La casa décima representa el refugio del individuo decidido, disciplinado, ambicioso y enfocado en alcanzar sus objetivos. Sin lugar a dudas, esta es la casa donde se forja el carácter incansable de aquellos que se distinguen por su trabajo arduo y su concentración inquebrantable en la consecución de sus sueños.
El Medio Cielo (MC), es el epicentro que representa el sendero de nuestra existencia, señalando en quién anhelamos convertirnos. El Medio Cielo nos proporcionará una visión de una profesión que puede colmarnos de alegría y plenitud en la travesía de la vida.
En la primera etapa de nuestra vida, buscamos aprovechar su potencial al máximo. En la segunda etapa, disfrutamos de los frutos de sus esfuerzos.
En contraste con lo «público», según la posición de los planetas en la casa diez, podemos encontrar la soledad en la cima de la montaña más imponente. Es allí donde se encuentra el santuario del Ermitaño, la Casa 10 (el invierno y el solsticio de invierno), aquel SER que anhela la soledad en el camino a su encontrado propósito.
Carolina de Pedro
Barcelona septiembre de 2024.
