Reflexiones sobre la historia de Ulises en el palacio de Circe

Tras la terrible experiencia de Ulises y sus hombres con los feroces lestrigones, y la pérdida de tantos hombres, la siguiente parada de este grupo de guerreros de Ítaca fue una pequeña isla llamada Eea. Ulises envió al mejor y más sensato de sus hombres, Euríloco, al mando de un grupo de guerreros, para buscar alimentos y bebida.

El grupo comandado por Euríloco se adentró en la isla, y después de un gran trecho andando, vieron a lo lejos, en lo alto de una colina, un majestuoso palacio de piedra. Con toda la precaución del mundo, decidieron investigar quién vivía allí. ¡Y qué sorpresa al encontrarse tras la puerta a una hermosísima mujer!

Era sin duda la mujer más bella que habían visto nunca.

Dibujo de los años 1590, obra de A. Carracci: Hermes protege de Circe a Odiseo

– Bienvenidos. Me llamo Circe, hija de Helios, rey del sol, y de Perseis, ninfa hija del océano. Estoy muy contenta de que hayáis decidido visitar mi isla.

La hermosa mujer ofreció a los hombres suculentos manjares y el mejor de los vinos que tenía. Y todos comenzaron a comer y a beber con ansias, menos Euríloco, que seguía sin fiarse a pesar de la amabilidad de esa mujer, y prefirió observar todo bien escondido en un rincón de la habitación, tras unas cortinas.

Todo parecía normal… sus hombres comían con gusto, reían y disfrutaban de ese momento. Pero tras beber la última gota de la botella de vino, Circe sacó una varita mágica y convirtió a todos los hombres en cerdos. Después, les llevó al establo. Ulises en el palacio de Circe: el regalo de Atenea

Euríloco, al ver aquello, salió corriendo de allí y avisó a Ulises, quien, muy enfadado, tomó su espada y pidió a su hombre que le llevara al palacio. No pensaba perder a todos sus hombres de esa forma.

– Ten mucho cuidado, Ulises… esa mujer es una hechicera. Te podría transformar en cualquier animal… o hacerte olvidar tu patria.

Pero Ulises fue muy afortunado. A mitad de camino, salió a su encuentro Hermes, mensajero de los dioses, con una flor en la mano.

– Alto, Ulises, detente un momento. Come esta flor que te envía Atenea y los hechizos de Circe no te harán efecto.

Ulises le hizo caso y se comió aquella flor. De esta manera, cuando se presentó ante Circe, ya no tenía ningún miedo.

– ¿Dónde están mis hombres? ¿Qué hiciste con ellos?- le dijo Ulises.

– No tengas tanta prisa, valiente guerrero… y come y bebe antes todo lo que quieras. Después, te devolveré a tus hombres si es lo que deseas…

Ulises sabía que ella tramaba algo, pues era muy astuta, pero estaba tranquilo. La flor de Atenea le protegería de todo. Así que comió y bebió, y cuando Circe quiso convertirlo en cerdo con su varita mágica… ¡No pudo hacerlo!

– ¿Cómo? ¿Por qué no puedo transformarte en cerdo a ti?- preguntó inquieta la bella mujer.

– Nada de lo que hagas contra mí te servirá… estoy protegido por los dioses- le respondió Ulises- Y ahora, llévame hasta mis hombres.

Circe comenzó a enamorarse desde ese momento de aquel valiente guerrero impune a sus sortilegios, y decidió hacerle caso. Le llevó hasta el corral en donde descansaban en su forma de cerdos los hombres de Ulises, y con ayuda de una pócima que vertió sobre ellos, les devolvió la forma humana.

Los guerreros abrazaron llorando a su jefe. Ulises en el palacio de Circe: el consejo de Circe

– No temáis más… no volveré a hechizaros- dijo Circe- Podéis quedaros en el palacio tanto como deseéis…

Ulises y sus hombres se quedaron en el palacio de Circe muchos días. Disfrutaron y fueron muy felices allí. Pero Ulises sabía que no podían quedarse para siempre.

– Echo mucho de menos mi tierra, Ítaca– le dijo Ulises a Circe- ¿Podrías ayudarnos para volver?

Circe no deseaba que Ulises se fuera. Estaba enamorada de él, pero sentía su dolor y sabía que debía dejarle partir.

– Antes de volver al barco, deberías consultar al adivino Tiresias de Tebas.

– Pero… ¡él vive en el inframundo!

– Si, el camino será peligroso, pero él es el único que ve el futuro y él podrá decirte si debes partir o no. Si regresarás algún día a tu tierra o es un viaje sin sentido.

Ulises decidió hacer caso a Circe, y puso su barco rumbo al país de los cimerios. Sus hombres estaban aterrados: el cielo cada vez se oscurecía más, y los sonidos de aquel lugar producían escalofríos.

– ¿Estás seguro de lo que haces, Ulises? En el país de las sombras, en el inframundo, los muertos intentarán que te quedes con ellos para siempre- le explicó Euríloco.

– Sí, lo sé, amigo, pero debo saber si nuestro viaje tiene algún sentido o si por el contrario, os estoy conduciendo a una muerte innecesaria.
Ulises en el Hades

Ulises llegó hasta la puerta del Hades. Para que la losa de la entrada se abriera, tuvo que ofrecer numerosos sacrificios en memoria de los muertos, y vertió miel, leche y harina. Entonces, la puerta se abrió, y Ulises pudo pasar sin problema.

El camino por aquel lugar era tortuoso, pero lo peor de ello no fue el trayecto, sino todo lo que Ulises se fue encontrando por el camino. Las almas que habían muerto, le imploraban que se quedara con ellas. Lo peor fue cuando Ulises se encontró con su madre fallecida. Tuvo que hacer un gran esfuerzo y taparse los oídos para seguir adelante. El miedo que sentía era atroz, pero Ulises consiguió vencerlo.

Al poco apareció el adivino Tiresias.

– Ya estás aquí, Ulises… Te esperaba.

– Me gustaría conocer el futuro- le dijo entonces Ulises.

– Todo lo que puedo decirte, valiente guerrero, es que pasarás muchas dificultades, y que el viaje será largo, muy largo, pero al final, conseguirás regresar a tu patria. El mar está furioso, porque han cegado al hijo de Poseidón. Por eso lo pagará con todos los que navegan en este momento. Pero no desesperes. Sigue adelante, porque al final obtendrás tu recompensa.

Tras pronunciar estas últimas palabras, Tiresias desapareció, y Ulises y sus hombres regresaron al palacio de Circe, en donde descansaron durante todo un año, para alegría de la hechicera, quien además le dio muy buenos consejos a Ulises para hacer frente a las sirenas, y a salir con vida de la isla de Escia, la de Caribdis y la isla de Helios.

Adaptación de Ulises en el palacio de Circe. Fuente tucuentofavorito.com


Utiliza esta historia de Ulises en el palacio de Circe para reflexionar acerca de:

  • El valor de la prudencia.
  • La ira.
  • Consecuencias de la imprudencia.
  • La generosidad.
  • El valor de la amistad.
  • La emoción del miedo.
  • El amor.
  • Ingenio.
  • Coraje.
  • La mentira.

Reflexiones sobre la historia de Ulises en el palacio de Circe

La aventura de Ulises en el palacio de Circe está repleta de valores y emociones. Ulises durante esta historia, siente alegría, tranquilidad, y esperanza, pero también ira, sentimiento de venganza, miedo y duda…

  • La prudencia ante lo desconocido: Una vez más, Ulises nos recuerda que debemos ser muy prudentes ante lo desconocido, y no dejarnos llevar por las apariencias. La mentira se disfraza muchas veces de belleza para despistar, como sucede en esta aventura de Ulises en el palacio de Circe. Tras la bella mujer que recibe a los guerreros, se esconde en realidad una terrible hechicera, que convierte a todos los hombres de Ulises en cerdos, menos a uno, que fue prudente y se escondió.
  • Las imprudencias se pagan: En ‘Ulises en el palacio de Circe’, los hombres de Ulises transformados en cerdos, representan la imprudencia y sus consecuencias. Comieron y bebieron sin recordar las advertencias de Ulises, de no aceptar nada de desconocidos hasta estar bien seguros de sus intenciones. El único que hizo caso a estas advertencias, Euríloco, fue el que se salvó del hechizo de Circe.
  • El sentimiento de odio y venganza: Ulises en el palacio de Circe nos recuerda que Ulises es humano, no es ningún dios, y como tal, siente todas las emociones humanas. Entre ellas, la ira. Al saber que una hechicera había convertido a sus hombres en cerdos, sintió odio y sed de venganza, y tomó la espada, dispuesto a matar a Circe. Sin embargo, una amiga, Atenea, le ayudó a calmar ese sentimiento tan negativo.

Reflexiones sobre la historia de Ulises en el palacio de Circe

  • Los amigos están ahí cuando se les necesita: Atenea, diosa de la sabiduría y la estrategia en el combate, aparece en el mejor momento ante Ulises, de la mano de su mensajero, Hermes. En esta aventura de Ulises en el palacio de Circe, Atenea nos recuerda que no podemos librar una batalla desde la ira y la venganza. Antes debemos protegernos y tomar precauciones, pensar en una estrategia… Atenea ofrece, de forma generosa, un escudo de protección a Ulises y él de esta forma se calma, y comprende que debe actuar de otra manera para recuperar a sus hombres y vencer a Circe. Los amigos siempre están ahí para ayudarnos en momentos de debilidad o crisis.
  • El amor que duele: Circe es una hechicera pero no es malvada. El amor hacia Ulises la transforma y decide acoger en su palacio a todos aquellos guerreros. Pero el amor no siempre es correspondido, y a veces, duele. Circe sufrió al darse cuenta de que Ulises nunca se quedaría con ella. Su lugar era otro, y lo único que podía hacer por él, era ayudarle a conseguir su sueño. Eso, ese sacrificio a pesar del deseo de retener a una persona, es amor. Dejarle volar, dejarle libre, dejar que elija su camino.
  • El miedo y cómo vencerlo: En Ulises en el palacio de Circe también aparece una emoción básica común en todos… el miedo. Ulises y sus hombres sintieron mucho miedo en el país de las sombras o el inframundo. Es un lugar de donde pocos consiguen salir. Pero el deseo de conseguir información sobre su viaje, pudo más para Ulises, y el coraje se sobrepuso al miedo. Esta emoción, el miedo, es buena si conseguimos controlarla. Puede ser un buen aliado si nos invita a ser prudentes, pero también puede convertirse en nuestro enemigo si nos bloquea o nos hace ver una realidad paralela. Ulises en este caso supo dominar el miedo y seguir adelante, con mucha prudencia.

Adaptación de Ulises en el palacio de Circe. Fuente tucuentofavorito.com

Circe ofreciendo la copa a Odiseo de John William Waterhouse (1891)

 

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