El 8 de Copas del tarot y las enseñanzas espirituales de Osho

Cuando uno entra en un viaje interior, uno abandona el mundo, renuncia a todo lo que obstaculiza el camino, renuncia a todo lo no esencial para poder buscar, descubrir lo esencial. Uno trata de quedar sin lastres para que el viaje se haga más fácil, porque el viaje, este viaje, es hacia lo alto, la mayor altura que existe, el pináculo mismo de las posibilidades humanas, el clímax mismo. Uno deja el mundo, uno renuncia al mundo; y no sólo al mundo: uno renuncia a la mente, porque la mente es la causa del mundo entero. El mundo de los deseos, el mundo de las posesiones, es sólo la parte externa. La parte interna es la mente: la mente deseante, la mente lasciva, la mente celosa, competitiva, la mente llena de pensamientos; esa es la semilla.

Uno renuncia a lo externo, uno renuncia a lo interno, uno se vuelve vacío, eso es de lo único de que se trata, la meditación. Uno se vuelve totalmente vacío. Pero ¿es eso el final? Por supuesto, uno vuelve totalmente nuevo. Uno nunca vuelve con lo viejo; lo viejo se ha ido, ido para siempre. Uno viene totalmente renovado, resucitado, renacido, como si este hombre nunca se hubiera ido; como si este hombre viniera totalmente fresco y virgen. Uno vuelve al mundo y vive de nuevo en el mundo y, sin embargo, más allá de él. Uno se hace corriente de nuevo –cortando madera, trayendo agua del pozo, caminando, sentándose, durmiendo-, uno se vuelve absolutamente corriente. En lo profundo de uno, el vacío permanece incorrupto. Uno vive en el mundo, pero el mundo no está en tu mente, el mundo no está dentro de ti. Uno vive sin ser afectado, como una flor de loto.

Uno viene al mercado; no sólo eso, sino que viene con una botella de vino, borracho –borracho de lo divino-, para ayudar a que los demás también se emborrachen, porque hay muchos que tienen sed, hay muchos que están buscando, hay muchos tropezándose en su camino, hay muchos que se hallan en profunda oscuridad. Uno vuelve al mundo debido a la compasión. Uno ayuda a que lleguen otros viajeros. Uno ha llegado, ahora ayuda a que lleguen otros. Uno se ha iluminado, ahora ayuda a alcanzar el mismo objetivo. Y todos y cada uno están buscando el mismo objetivo.

Si no lloras, si no llegan las lágrimas a tus ojos por los demás, y si no empiezas a regresar al mundo para ayudar a los que tropiezan, entonces de alguna forma tu meditación aún no es religiosa. Te ha ayudado; puede que te sientas muy, muy bien, pero a no ser que se convierta en compasión y se desborde en todas las direcciones, el árbol se ha parado en un punto, aún no ha florecido. El árbol es verde, está sano, tiene un aspecto perfectamente bello, pero un árbol sin flores no está totalmente realizado. Un árbol sin flores puede que sea muy bello, pero aún queda una perfección por alcanzar. El árbol debe florecer, el árbol debe liberar la fragancia a los vientos para que pueda llegar a los confines mismos de la existencia.

Encontrarás muchos sannyasins en el Himalaya que se han estancado en el octavo toro, el vacío, el silencio. No hay nada de malo en ellos, como mucho se puede decir que no hay nada de malo en ellos, pero no se puede decir que hayan florecido, no se puede decir que su fragancia se lance a los vientos. Su luz aún sólo es parte para ellos mismos. Hay cierta fealdad en ello. Puede que uno no lo vea inmediatamente, pero si reflexionas, verás que esto es egoísmo. Al principio es bueno ser egoísta, de otra forma nunca crecerías; pero al final, cuando la meditación alcanza una conclusión, un crescendo real, el ego debe desaparecer, el egoísmo debe desaparecer. Deberías hacerte uno con la totalidad.

Buda ha dicho que cuando alguien llega, hay dos posibilidades. O bien permanece satisfecho en su logro, sin salirse de él; entonces es como una balsa de agua, fresco, tranquilo, silencioso, sin ondas, pero aún una balsa de agua; en cierta manera estático, no como un río, que fluye. Buda ha usado dos palabras. Si te vuelves como una balsa de agua te llama arhat. Arhat significa uno que ha alcanzado la perfección pero al que no le interesan los demás. Y la otra palabra que usa es bodhisattva. Si tu meditación florece y se vuelve compasión eres un bodhisattva; entonces ayudas a los demás y tu éxtasis es compartido.

Kakuan pintó diez pinturas de la búsqueda entera del hombre, y el hombre es una búsqueda. No sólo hace preguntas: es una pregunta.

Desde el momento mismo de la concepción, la búsqueda comienza. Si preguntas a los científicos te dirán que cuando un hombre y una mujer se unen, el hombre libera millones de células, y esas células comienzan a correr a algún sitio, hacia el huevo femenino. No saben dónde está, pero corren rápidamente. Ha comenzado la búsqueda. Son células muy diminutas, pero buscan el huevo. Una de ellas lo alcanzará; las demás perecerán en el camino. Una de ellas llegará al huevo, nacerá al mundo.

En ese momento ha comenzado la búsqueda, ha comenzado la pregunta.
La búsqueda continúa hasta la muerte.

8 de Copas del Tarot
Dejar atrás algo que ya no nos motiva y buscar nuevos caminos, algo que nos llene. Distancia física, espiritual y mental. Sentirse desilusionado. Dejar el pasado atrás. Viejos esquemas que ya no funcionan. Partimos hacia otro lugar. Dejamos atrás una relación o un proyecto. Ya no nos aferramos al pasado. Ir hacia lo desconocido, aunque los demás crean que estás perdido, en lo profundo de ti mismo sabes que hay algo mejor. Decidir partir y dejar de aferrarnos a lo que nos trae dolor o estancamiento no tiene ningún sentido. Toma ahora partida hacia la autenticidad. Tu próximo lugar o relación será mas estable.

El hombre de la carta, que porta un bastón, nos recuerda al Ermitaño. Este hombre abandona las copas llenas de la vida, que ya no le causan satisfacción, y va en busca de algo más elevado que representan las montañas, algo que llene su espíritu. La predominancia de la Luna sobre el Sol indica que para este hombre, el mundo interior se ha vuelto más importante que los placeres y alegrías de la vida.

No descansará hasta hallar una respuesta a su inquietud.

El 8 de Copas del tarot y las enseñanzas espirituales de Osho.

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