Para algunos era un gurú, para otros un charlatán, lo cierto es que este peruano tuvo un éxito fulminante con sus libros en los que la ficción se cruza con la Antropología. Castaneda nació en 25 de diciembre de 1925 en Cajamarca, Perú. Aunque siempre mintió sobre sus orígenes.
La vida de Carlos Castaneda, cuyo nombre original fue Carlos César Salvador Arana Castaneda, estuvo siempre cargada de confusión, escondites y polémicas. Por lo que la veracidad de sus anécdotas en sus libros no quedaron fuera de esta nube de controversias esperadas a ser clarificadas. Hay quienes dicen que su obra está repleta de engaños; otros, que se trata de un libro auténtico.
Revolucionó la cultura de los años 60 y 70 con su primer libro: «Las enseñanzas de don Juan». Al que siguió una saga que lo convirtió en doctor en antropología por la UCLA, escritor multimillonario, y referente cultural. Pero rodeó su identidad y todo lo referente a su vida en una bruma infranqueable. Apenas concedía entrevistas, no permitía que grabasen su voz ni que le tomasen fotos.
Entre la realidad y la ficción, Carlos Castaneda fue un peruano nacionalizado estadounidense, antropólogo y escritor, que recordó al mundo las hipnotizantes particularidades del naturalismo tradicional mesoamericano – principalmente, mexicano-. Gracias a que sus libros poseen un carácter sincrético, mezclando recursos autobiográficos, alucinógenos, ritualísticos toltecas y religiosos místicos, a Castaneda se le considera un personaje de gran valor literario y antropológico. Y pese de fundamentar errores en cuanto a las tradiciones yaquis, dicho antropólogo logró permear la contracultura y psicodelia en el mundo de la literatura.
La revista Time lo definió como el padre de la New Age, pero hizo mucho más. Fundó un nuevo sistema de pensamiento, una religión que profesan millones de seguidores en todo el mundo:el neo-nahualismo tolteca. Y sus métodos de captación siguen siendo utilizados por imitadores en la actualidad.
«Don Juan a mí me lo dio todo. Cuando lo encontré no tenía otro interés que la antropología, pero a partir de ese encuentro cambié. ¡Y esto que me ha pasado a mí no lo cambiaría por nada!», decía Carlos Castaneda, un antropólogo peruano –nacionalizado estadounidense-, que escribió una saga de libros bajo el nombre Las enseñanzas de Don Juan.
A principios de los años sesenta, Castaneda viajó al desierto de Sonora, en el norte de México, para juntar información referida a los usos medicinales de ciertas plantas psicotrópicas o alucinógenas utilizados por los yaquis, una etnia aborigen. En la estación de ómnibus de un pueblo norteamericano fronterizo con México dijo haber conocido a Don Juan Matus, un brujo que tomó a Castaneda como aprendiz. Don Juan le enseña los usos del peyote –un cactus sin espina que contiene mescalina-, “la hierba del diablo” y el “humito”, teniendo así una serie de experiencias relatadas en los libros que empieza a publicar a partir de 1968, y que pronto treparon a la lista de los más vendidos en toda América.
En ese camino de aprendizaje se busca devolver lo que no nos pertenece y recuperar lo que es de cada uno, mediante una transformación individual y profunda del ser. Debiéndose ser inconmovible en el deseo de ser libre: «El objetivo es salirse del mundo vivo; salirse con todo lo que uno es, pero con nada más que con lo que uno es. La cuestión es no llevarse nada ni dejar nada: Don Juan se salió enterito -¡vivito! del mundo. Don Juan no muere porque los toltecas no mueren».
Durante más de 50 años periodistas, académicos e investigadores intentaron descubrir quien se ocultaba realmente tras la firma de Castaneda. Pero fracasaron. Castaneda había borrado durante años su rastro personal. Vendió más de 27 millones de libros en 17 idiomas. Se convirtió en el antropólogo más famoso del mundo.
Si bien Castaneda era sumamente esquivo y elusivo, y sus obras son el centro de grandes polémicas, la realidad es que estas dieron a conocer internacionalmente recursos ocultos u olvidados de la cultura mexicana. Abrió una puerta que estaba cerrada con llave por los valores morales, y brindó un movimiento corporal a lo olvidado, a lo indígena, a lo mexicano.
“El mundo es incomprensible. No vamos a entenderlo nunca, no vamos a desentrañar sus secretos nunca. Por lo tanto, debemos tratar al mundo tal como es: un gran misterio.” – Carlos Castaneda