Sobre la fugacidad de la vida: Tejemos y vivimos historias efímeras

Como una obra maestra de arte, un mándala tibetano compuesto de arena fina, nuestras historias y las personas que atraviesan nuestras vidas son sumamente efímeras. Los budistas hablan de la impermanencia, afirmando que todo es pasajero, y eso incluye nuestra propia existencia en este cuerpo terrenal.

La vida es una llama que se consume rápidamente, por lo que debemos saborear cada momento presente, cada respiración que nos llena el pecho. No tiene sentido lamentarnos por lo que pudo haber sido, ni intentar espiar el futuro en busca de señales inciertas. La vida es un viaje fugaz y a la vez extenso, un capricho de nuestra mente que nos hace percibir la realidad de forma distinta día tras día.

Todo se transforma, nada permanece inmutable, y nos concierne aprender a fluir con la corriente de la vida, dejándonos llevar por los senderos que ésta coloca frente a nosotros. Cada suceso que acontece en nuestras existencias, es para nuestro propio beneficio, con el propósito de enseñarnos valiosas lecciones y propulsarnos hacia un constante desarrollo y crecimiento. Tengo plena conciencia de la dificultad que esto implica, por ello deseo compartir contigo algunas herramientas que puedes emplear para abrazar las circunstancias tal cual son, para avanzar paso a paso en vez de correr, y para deleitarte con cada instante que transcurra.

Somos tejedores de historias efímeras, todos y cada uno de nosotros.

Arte, Carlos VI (o Gringonneur).Le tarot dit de Charles VI . Siglo 15.

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